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Imprentas Rioplatenses "Imprenta de Doctrinas" (página 2)



Partes: 1, 2

En 1587 llegaban del Brasil, los
Padres Armini, Grao, Saloni, Ortega y
Fields; los tres últimos, conocedores de la
lengua
guaraní, fueron destinados al Paraguay.

La primera jurisdicción en estas tierras fue la
Provincia Jesuítica del Paraguay, creada el 9 de
febrero de 1604 por el Padre General de la Compañía
de Jesús, Claudio Acquaviva; comprendía
territorios que hoy forman parte de Argentina, Uruguay,
Paraguay, Chile, y el Brasil (sureste del Mato Grosso y los
estados de Santa Catalina, Paraná y Río Grande del
Sur). En 1625 se reduce, al crearse la Vice Provincia
Jesuítica de Chile. El provincial de la orden tenía
su sede en Córdoba, siendo nombrando como primer
Provincial el Padre Diego Torres Bollo.

Por una Real Cédula del 16 de marzo de 1608 se
ordenó al entonces Gobernador del Paraguay, D Hernando
Arias de Saavedra
, que los jesuitas se
dirigieran al Paraná, al Guayrá y a la
región de los guaycurúes; más tarde las
acciones se
dirigieron también a la zona de Itatí y
Tapé. En tal sentido, en 1610 se fundaron las primeras
Reducciones; para ello se enviaron a los Padres José
Cataldino
y Simón Masseta al Guayrá; a
los Padres Marcial de Lorenzana y Francisco de San
Martín
a las regiones meridionales; y a los Padres
Roque González de Santa Cruz y Vicente
Griffin
al país de los guaycurúes.

Se organizaron aproximadamente unas 60 Reducciones, que
desde 1612 fueron objeto de ataques por parte de los
bandeirantes, quienes esclavizaban a
los nativos para venderlos en las haciendas. Estos ataques se
agudizaron a partir de 1628, destruyéndose varios pueblos;
los sobrevivientes tuvieron que emigrar, y después de
traslados y reubicaciones, se asentaron finalmente en una
región más segura, entre los ríos Paraguay,
Paraná y Uruguay, siendo el centro de la misma la actual
provincia de Misiones. Dirigidos por el P. Antonio Ruiz de
Montoya protagonizaron el éxodo guayreño, que
terminó con la fundación de San Ignacio Miní
y Nuestra Señora de Loreto, a orillas del arroyo
Yabebirí.

Hacia el 1700 la Provincia Jesuítica del Paraguay
tenía 250 religiosos, de los cuales 73 trabajaban en las
30 Reducciones ya fundadas: 17 en torno al
río Uruguay, que dependían del obispado de Buenos Aires, y
13 cerca del Paraná, pertenecientes a la diócesis
de Asunción. En ellas vivían cerca de 90.000
indios, que formaban 23.000 familias. Las visitas episcopales
fueron muy raras, sólo siete en 158
años.

En el año 1744 la Compañía de
Jesús realizó un censo poblacional de sus
reducciones, lo que arrojó un total de 84.000
indígenas.

Esos pueblos jesuíticos durante los siglos XVII y
XVIII conformaron no solo un ámbito territorial definido,
sino también un sistema integrado
en el orden económico y político-administrativo;
desaparecen en 1768, al ejecutar Francisco de
Paula Bucareli y Ursúa
, entonces
Gobernador de Buenos Aires, la expulsión ordenada por
Carlos III, Rey de España, en
la Pragmática Sanción del 27 de febrero de
1767.

Las Misiones recogieron las antiguas experiencias
evangelizadoras e intentaron plantear un modelo
alternativo para la integración del indígena que
abarcó los planos sociales, culturales, económicos
y políticos; la expulsión efectiva de los jesuitas
en 1768 significó el fin de esta experiencia tan singular
y exitosa, y los pueblos sufrieron un rápido proceso de
deterioro.

Refiere en tal sentido la catedrática de la
Universidad
Complutense de Madrid,
Labrador Errázuriz:

"El pueblo guaraní y la Compañía
de Jesús protagonizaron en esta región, y en poco
más de siglo y medio, una experiencia original de vida y
de fe, cuya síntesis
cultural y realización de valores son
sus indiscutibles señas de identidad".

En 1773 fue disuelta la Congregación por orden
del Papa Clemente XIV, quien mediante la Bula "Dominus ac
Redemptor
", supuestamente por motivos y presiones puramente
políticas.

En 1814, mediante otra Bula, el Papa Pío VII
restableció su organización. Recién en 1836 la
Congregación volvió a la
República Argentina.

2. "Imprenta de
Doctrinas"

a. Origen y desarrollo

Desde el primer tercio del siglo XVII, venían los
padres de las Reducciones insistiendo ante los superiores de la
Orden en la necesidad y conveniencia de que se pudiese disponer
de una imprenta donde
editar los libros para la
catequesis, especialmente los redactados en lengua guaraní
por el P. Antonio Ruíz de Montoya, y del
envío de un hermano impresor, perito en el arte de
imprimir.

Para 1630, la Quinta Congregación Provincial
reunida en Córdoba, resolvía pedir una
imprenta:

"Insistentemente pide [la Congregación
Provincial] que nuestro Procurador General nos conceda una
imprenta para publicar varias obras en lengua indígena
sumamente necesarias
".

En 1632, el Procurador Padre Juan Bautista
Ferrusino
llegaba a Roma y entregaba
al Padre General, Mucio Vitelleschi, un Memorial en donde
decía:

"suplico a V. P. nos mande dar de las provincias de
Francia o de
Alemania y
Flandes algún hermano que entienda de eso [arte
tipográfico] para que, comprando una imprenta, se pueda
conseguir este efecto de gran importancia para el bien de las
almas
."

Recibía, en consecuencia, la siguiente
respuesta:

"Nos esforzaremos cuanto podamos y tendremos sumo
placer en que se consiga lo que se desea". (…) "Por lo que
toca al Hermano impresor, daré lo que pide con mucho
gusto."

Durante 1634, el Procurador del Paraguay escribía
al Padre General insistiendo sobre el tema; si bien no se logra
lo deseado, embarcar rumbo al Río de la Plata con el
Hermano impresor, la imprenta y las reales licencia para su uso,
de la lectura de
la correspondencia se infiere la buena voluntad de ambos por
conseguirlos:

"Para el hermano impresor que pedí a V. P.
para mi Provincia, ha rogado el Padre Asistente de Alemania a los
Provinciales de aquella Provincia para que me den alguno y me ha
prometido que lo hará luego. Suplico a V. P. se sirva de
dar orden de que, hallándole, me le remitan con tiempo a
Lisboa, y me avise a mí también con tiempo para que
sepa lo que he de hacer en razón de comprar la estampa [o
imprenta] o no
".

En respuesta del 8 de agosto, el Padre General
expresaba:

"Ya he avisado se escriba que se haga diligencia en
buscar aquel Hermano impresor, y se cuidará de enviarlo a
Lisboa
".

Con fecha 30 de noviembre le escribía al Padre
Provincial de la Provincia del Paraguay, Francisco Vásquez
Trujillo:

"Lo de estampar ahí los Vocabularios de los
Padres Ruiz y Lope de Castilla me parece bien; y en orden a su
ejecución he avisado que vaya un hermano de Flandes para
que los disponga
".

En los años 1635-1636 la correspondencia
seguía con la misma intención: poder contar
con un hermano impresor y la tan requerida imprenta.

En 1637, el postulado 14 de la Sexta Congregación
celebrado en Córdoba, señalaba que el Padre Antonio
Ruiz de Montoya, llamado paí guazú por los
guaraníes, partía para España
con libros de lengua guaraní para imprimir, y recordaba la
necesidad del hermano impresor. La respuesta del Padre General no
se hizo esperar, recomendando enviar los libros a Lima donde
había más facilidad y competencia para
imprimirlos:

"Tengo por dificultoso que pueda hacer nada el Padre
Antonio Ruiz acerca de la impresión de los libros de la
lengua guaraní, por el empleo a que
vino, y por la dificultad de los requisitos necesarios para la
estampa; holgaré que se disponga a su satisfacción;
ya sobre la materia le he
escrito algo a Madrid. Deseo se halle un Hermano impresor: no
sé si de presente será posible. Lo que hubiese que
imprimir se podía enviar a la Provincia del Perú,
donde habrá más comodidad, en el interim que en
ésa no se descubra propósito".

Finalmente las obras del P. Montoya se publicaron en
Madrid, entre 1639 y 1640:

"Cuatro libros publicó durante su
estadía en Madrid, quizás el fruto más
decantado de su labor entre los guaraníes.

El primero, la Conquista espiritual hecha por los
religiosos de la Compañía de Jesús en las
provincias del Paraguay, Paraná, Uruguay y Tape
, al
que tanto hemos recurrido para esta semblanza, apareció el
año 1639. Basándose en las Cartas Anuas de
la provincia jesuítica del Paraguay, así como en su
experiencia de testigo, muchas veces protagónico, lo
compuso durante su viaje a España, para dar noticia en
Europa de los
trabajos de los misioneros, con la intención de suscitar,
mediante copias manuscritas difundidas por doquier, posibles
nuevas vocaciones para aquel trabajoso ministerio. No se trata de
una obra pacientemente madurada, sino de un texto escrito
con premura, estrechamente vinculado, más allá del
propósito vocacional, con su gestión
ante las autoridades políticas de la Metrópoli. Por
eso, al tiempo que una crónica, es también un
informe del
estado de las
misiones, y un alegato contra los bandeirantes, que completaba
sus acusaciones ante la Corte. En su Dedicatoria a Octavio
Centurión, marqués de Monasterios, le dice:
«Gozaráse de ver cómo se funda la Iglesia en las
regiones que estaban en la sombra de la muerte, y
las puertas del infierno, cómo se exalta la Fe,
cómo se vence al demonio, cómo se redimen las
almas». En la Introducción leemos: «El haber cerca
de treinta años que sin divertirme a otro empleo, mi
principal ha sido su enseñanza y conversión a nuestra
santa fe, coronando mi deseo trabajos y los más ordinarios
peligros de muerte y de
ser comido de bárbaros… He vivido todo el tiempo dicho
en la provincia del Paraguay y como en el desierto, en busca de
fieras, de indios bárbaros, atravesando campos y
trasegando montes en busca suya, para agregarlos al aprisco de la
Iglesia santa y al servicio de Su
Majestad, de que con mis compañeros hice trece reducciones
o poblaciones, con el afán, hambre, desnudez y peligros
frecuentes de vida que la imaginación no alcanza, en cuyo
ejercicio me parecía estar en el desierto». La
defensa que en dicho libro intenta
de los indios para que, como dice al final, dirigiéndose
al Rey, «vivan amparados del poderoso brazo con que Su
Majestad, que Dios aumente, defiende sus vasallos», hace
que la obra del P. Montoya haya sido comparada a la de Las Casas.
Pero las diferencias son abismales. Para Las Casas la
dialéctica entre el indio y el español es
desmesurada e implacable, mientras que a Montoya no le nubla el
juicio, más aún, su libro expone uno de los
más originales intentos de instituir una Cristiandad en
nuestra tierras, en armonía con el resto de la sociedad
española y bajo la protección de la
Corona.

La segunda obra que publicó durante su
estancia en Madrid, el año 1639, fue el Tesoro de la
Lengua Guaraní
, dedicado a la Soberana Virgen
concebida sin mancha de pecado
original, de más de 400 páginas. El idioma
guaraní, difícil de hablar y que nunca había
sido escrito por los aborígenes, le debe la gramática de mayor autoridad. De
los guaraníes aprendió la lengua y, mediante ella,
se interiorizó en toda la riqueza de su cultura. Mitre
ha destacado la importancia historiográfica de la obra:
«Esta es el panléxico de la lengua guaraní…
Sin él, el guaraní… sería un idioma
indescifrable para el filólogo. Es no sólo un
diccionario,
que da la significación de las voces con sus
etimologías, sino que las descompone en sus elementos,
analizándolas gramaticalmente por sus radicales y
partículas de composición, de manera de penetrar en
su sentido primario y en su artificio de frases». M.
Domínguez, por su parte, afirma que en el Tesoro
«está virtualmente el indio tal como era en el
momento histórico de la conquista, su
antropofagia, su aritmética o manera de contar por nudos,
los arrebatos con que las mujeres lloraban a sus deudos, sus
hechizos y adivinaciones inocentes, sus extrañas endechas
melancólicas y otros miles datos que
escaparon a quienes nos describieron sus costumbres…
Allí está cuanto el hombre de
la selva amó y esperó en esta vida y en la otra, el
mundo de los conceptos, su ideación,
etc.»

El tercer libro fue el Catecismo de la Lengua
Guaraní
dedicado a la Purísima Virgen
María Concebida sin pecado original, que
apareció también en 1639. Esta obra, de más
de 300 páginas, con un texto paralelamente escrito en
castellano y
guaraní, estaba destinado al uso de los misioneros,
haciéndoles partícipes de su larga experiencia
apostólica. Ya Bolaños había publicado un
Catecismo, pero era un breve compendio de doctrina, mientras que
ésta es una obra más completa, dirigida sobre todo
a los catequistas.

Finalmente nos dejó Arte, Bocabulario de la
lengua Guaraní
, publicado en 1640, de más de
600 páginas. La arduidad para poder expresar con letras
impresas los sonidos de esa lengua, lo que hizo «teniendo
por intérpretes a los naturales», se hace evidente
cuando leemos lo que él mismo nos dice en su obra:
«Quatro pronunciaciones tiene esta lengua muy necesarias,
para hablar propiamente… La primera pronunciación es
narigal, que se forma en la nariz… La segunda es una
pronunciación gutural, que se forma in gutture,
contrayendo la lengua hacia dentro… La tercera incluye las dos
dichas, y se ha de pronunciar con nariz e in gutture
juntamente… La cuarta pronunciación es gutural,
contracta…» ¿Cómo expresar con nuestras
letras tan diversos sonidos y matices? Fue ello lo que
llevó a que desde ya se pensase en establecer una imprenta
en las mismas reducciones, creándose nuevos cuerpos de
letras, para editar allí dichas obras. Como se sabe, la
primera imprenta que existió en nuestra Patria se
instaló en la reducción de Loreto, en la actual
provincia de Misiones".

Desgraciadamente, una parte considerable de la obra del
Padre Ruiz de Montoya se perdió en Lisboa. Vuelto de
España, le escribía al Padre Comental, el
año 1642, refiriéndose a sus libros en lengua
guaraní:

"Fue ventura haber dejado en Madrid la mitad de dos
mil cuatrocientos cuerpos que imprimí, porque la otra
mitad, con todo cuanto tenía, lo envié a Lisboa,
donde queda todo sin haber podido sacarlo, y así vengo de
la misma manera que si me hubiesen robado holandeses, padeciendo
las necesidades del que, perdida la nao, escapa a nado, y gracias
a Dios, que escapé con la vida, porque si me cogiera el
alzamiento de Lisboa, sin duda que me la quitaran por lo que
obré en la Corte contra portugueses».
Recuérdese que precisamente en ese tiempo se
producía la separación de España y Portugal,
y Montoya había hablado duramente contra la corte de
Lisboa".

Hacia 1670, España tenía dificultades para
abastecer a las Reducciones del Paraguay de misioneros
calificados para el desempeño de determinadas industrias y
oficios; en tal sentido, el Padre Sebastián Izquierdo,
asistente en Roma por las Provincias de España, formula un
urgente llamado al rey para que autorizara el envío a
América
de jesuitas de origen alemán e italiano. En 1674 se expide
una Real Cédula, que estipulaba que la tercera parte de
los miembros de las expediciones jesuíticas podían
ser extranjeros; entre ellos, insignes misioneros, figuras
excepcionales por sus virtudes, su ciencia o sus
extraordinarias habilidades técnicas,
arribaron los Padres: Ladislao Orosz, húngaro;
Martín Dobrizhofer, austriaco; Antonio Sepp,
tirolés, y pieza clave para la construcción de la imprenta por haber
descubierto hierro en la
región y haber conseguido fundirlo; José
Jolís
; Juan Bautista Neumann, alemán y
Paulo Restivo, siciliano, quien fuera el gran
filólogo de las misiones y llegara a hablar con gran
fluidez el guaraní, y quien junto con Ruiz de Montoya le
diera forma a la gramática así como a nuevos
signos
fonéticos para llevar esta lengua a la escritura por
primera vez.

Pasaron los años y no se lograba conseguir el
prometido Hermano impresor ni la imprenta, a pesar de las buenas
intenciones de todos los responsables; estas dificultades
obedecían en primer lugar, a la escasez de
entendidos en el oficio tipográfico en toda Europa, y en
segundo lugar, a que los jesuitas tenían asignados a sus
expertos en las treinta imprentas que poseían en todo el
mundo.

A fines del siglo XVII les correspondía a los
Padres Juan Bautista Newman y José Serrano,
a decir por el Padre Furlong:

"…la gloria de haber sido los fundadores del
arte tipográfico en la República Argentina, pues
fueron ellos los primeros en armar una prensa, fundir
los necesarios tipos y dar a la publicidad los
primeros libros argentinos".

En realidad, ya en 1658 había llegado al
Río de la Plata el Padre Serrano, y en 1680 el Padre
Neumann, pero ambos desempeñaron diversos cargos y
responsabilidades antes de radicarse en las Misiones y dar
comienzo a su empresa.

La Reducción Guaranítica "Nuestra
Señora de Loreto", pasó a ser en 1695 la cuna de la
"Imprenta de Doctrinas", en el Río de la Plata, ya que el
Padre Neumann anunciaba que:

"sus indios habían fabricado una
imprenta
".

Utilizando maderas duras de nuestras selvas tropicales
ayudados por los inteligentes y dóciles guaraníes
que las labraron tallaron los tipos o lo fundieron en estaño,
la imprenta comenzó a funcionar. Acerca del material de
que fueron fabricados los tipos, algunos sostienen que fueron de
madera dura,
de cobre, de
bronce, de estaño; en opinión del Padre
Furlong:

"de una amalgama (sic) de estaño y
plomo".

En relación al hierro, indispensable para la
construcción de la imprenta, el Padre Sepp cuenta que
entre los materiales que
serían utilizados para la construcción del pueblo
misionero de San Juan Bautista en 1697, encontró una
piedra llamada "itacurú", perteneciente a las hematites y
que contenía aproximadamente el 60% de hierro puro; se
instalaron hornos para su fundición y cuando el hierro
aún estaba al rojo, lo templaban en agua
fría.

El Padre Furlong lo relata de la siguiente
manera:

"…valiéndose de maderas de la selva
americana y fundiendo tipos de estaño que pudieron haber a
las manos, y abriendo láminas que grabaron con singular
acierto y maestría, fundaron los Jesuitas la primera
imprenta rioplatense."

Respecto a la tinta, el Padre Dobrizhoffer, refiere que
se extraía de la madera de tapý; el hollín
desprendido de su combustión se recogía en un
recipiente, se vertía agua caliente y se mezclaba con goma
y azúcar.
Asimismo el Padre Jolís, escribía sus originales
con tinta que él mismo fabricaba con algarrobo y que,
según dice, "no resultaba inferior a la
europea"
.

En cuanto al papel, áspero y similar al producido
en la España del siglo XVII, sin duda el elemento
más problemático y valioso de toda la labor
tipográfica en las reducciones, el Padre Sepp
señalaba en 1709:

"quiso el padre Serrano establecer una imprenta y con
feliz éxito
lo llevo a cabo… cierto que fabricar aquí el papel
es del todo imposible, y a veces no hay ninguno…; es
forzoso traerlo de
Europa, lo que resulta muy caro. Hanse
implantado muchas artes y oficios… ahora pensamos
seriamente en poner una fabrica de papel y otra de vidrio".

Por su parte, el Padre Streicher, en 1725
escribía:

"ahora pensamos seriamente en poner una
fábrica de papel y otra de vidrio".

En 1705 terminó y dio a luz la imprenta
guaranítica su primer libro del que se conserva ejemplar:
"De la diferencia entre lo temporal y eterno"; en la
dedicatoria, su traductor, el Padre Serrano, a 3 de enero de
1703, en las "Doctrinas del Paraguay", dice al Padre Tirso
González, Propósito de la Compañía de
Jesús en Roma:

"Yo, el más mínimo, puedo ser
pregonero, pues habiendo tornado el traductor el libro de la
Diferencia (de lo temporal y eterno) y el Flos Sanctorum en
idioma guaraní, dando cuenta a V. P. M. R. de este asunto
y el deseo que tenían éstos los PP. se diese a la
estampa, V. P. M. R., en la de junio de 1694, apoya este intento,
deseando se traiga imprenta para este efecto. Lo mismo repite V.
P. M. R. en la del 31 de enero de 1696, añadiendo: Estimo
a V. R. el trabajo tan
fructuoso que ha tomado de hacer esas traducciones. Pero donde se
manifiesta con mucho realce el ardiente celo de V. P. M. R., es
en la última del 14 de diciembre de 1699; en ella me dice:
Yo escribo hoy al P. Alonso de Quirós, nuevo procurador de
Indias, en Madrid, para que solicite la licencia del Consejo, (de
Indias) para que puedan imprimir esos libros, y le aviso que
luego que la saque la remita al P. Provinciano de esa
provincia".

Este documento ratifica la voluntad del Padre General de
la Compañía, tal como sus antecesores lo
venían haciendo desde 1630, por gestionar en España
la introducción de la imprenta en las misiones
guaraníticas, al finalizar el siglo XVII.

Y sigue en su dedicatoria aportando interesantes
datos:

"Retorno al Divino Señor el haber logrado el
deseo de V. P. M. R. de imprimir estas otras en las Doctrinas,
sin gastos,
así de ejecución, como de los caracteres propios de
esta lengua, peregrinos en la Europa; pues así la imprenta
como las muchas láminas para su realce, han sido obra del
dedo de Dios, tanto más admirable, cuando los instrumentos
son unos pobres indios, nuevos en la fe y sin la dirección de los maestros de Europa, para
que conste que todo es favor del cielo, o que quiso por medio tan
inopinado enseñar a éstos las verdades de la
fe".

b. Publicaciones y censura

La censura y la licencia para imprimir se aplicaba en
América de igual modo que en España. La
impresión de libros estaba sujeta a determinadas normas: poseer la
licencia del Rey y de su Consejo, engorroso trámite que
exigía la presentación del manuscrito ya censurado,
al Escribano del Consejo quien rubricaba todas sus
páginas. En hoja aparte se salvaban las correcciones,
erratas, y lo tachado en el original, remitiéndose
entonces ese original a la imprenta para su tirada. Impresa la
obra se entregaban dos ejemplares al Consejo para su cotejo con
el original. Se otorgaba entonces la licencia, la tasa de
venta de los
pliegos y la cédula de privilegio.

Los libros religiosos escritos en latín y en
romance, las cartillas, vocabularios y gramáticas
sólo requerían la licencia del prelado del lugar,
pero los asuntos que caían bajo la jurisdicción de
la Inquisición requerían la licencia del inquisidor
general y su Consejo.

Los textos suelen presentar una portada con el nombre
del autor y el título de la obra, generalmente extenso
como era común en esa época; se observan asimismo,
elementos barrocos o bien intercalados entre ellos, un escudo de
armas, sea de
la congregación o la figura del santo a quien
debían su nombre.

Sus formatos varían del in folio al in cuarto e
in octavo predominando los dos últimos; a veces a dos
columnas, especialmente en las obras bilingües o a plena
página. Se usaron caracteres góticos, romanos,
cursivos; es frecuente en un mismo libro la combinación de
distinto tipo de caracteres.

Preceden al texto, en algunos casos, una serie de
páginas accesorias representadas por el privilegio
otorgado por la autoridad competente y la licencia o las
distintas licencias otorgadas por distintas autoridades
políticas y religiosas, las aprobaciones, la
tasación, la dedicatoria del autor y frecuentemente un
prólogo dirigido al lector terminando con el
colofón.

Los datos tipográficos se expresan de distinta
manera en un mismo autor y a veces hay divergencia en la forma de
citarlos en la portada y en el colofón.

Inicialmente, las publicaciones trataban de obras de
enseñanza de las lenguas
indígenas a utilizar por los mismos religiosos:
Vocabularios Diccionarios,
Artes -conjunto de preceptos y reglas para hacer bien algo;
libros de rezo o de liturgia: Misales, Salterios. Antifonarios;
obras bilingües de adoctrinamiento ya para ser utilizadas
por los religiosos o bien dirigidas directamente a los indios;
entre ellas figuran:

"Martirologio Romano".

"Flox Sanctorum", del Padre Pedro de
Rivandeneira.

"De la diferencia entre lo temporal y eterno",
del Padre Juan Eusebio de de Nieremberg.

"Instrucción practica para ordenar
santamente la vida"
, por el Padre Antonio Garriga.

"Manuale ad usum Patrum Societatis Jesu qui in
Reductionibus Paraquariare Versantur"
, por el Padre
Segismundo Asperger.

"Vocabulario en lengua guaraní", compuesto
por el Padre Antonio Ruiz de Montoya.

"Arte de la lengua guaraní", por el Padre
Antonio Ruiz de Montoya.

"Explicación del catecismo en lengua
guaraní"
, por Nicolás Yapuguay.

"Catecismo que el concilio limense mando hacer para
los niños".

"Sermones y ejemplos en lengua guaraní",
por el indio Nicolás Yapuguay.

"Carta que el
señor D. José de Antequera y Castro dirigió
al obispo de Asunción José Paloz".

"Relacionista de los sucesos en tiempos de
Antequera",
por el Padre Juan Francisco
Dávila.

Se imprimieron también obras destinadas a la
enseñanza que se impartía en los colegios creados
por los religiosos tales como obras de autores religiosos, sobre
medicina
indígena, libritos de efemérides, calendarios,
tablas astronómicas, anuarios, cursos de los planetas,
mudanzas del tiempo, boletines; entre estos opúsculos
diversos figuran:

"Algunos trataditos en castellano", por el Padre
Serrano.

"Algunos trataditos en guaraní", editados
por el Padre Serrano.

"Efemérides", editadas por el Padre
Buenaventura Suárez.

"Diarios manuales",
editados por el Padre Buenaventura Suárez.

"Calendarios", editados por el Padre Buenaventura
Suárez.

"Tablas astronómicas", editadas por el
Padre Buenaventura Suárez.

"Estaciones del año", editadas por el
Padre Buenaventura Suárez.

"Mudanzas de los tiempos", editadas por el Padre
Buenaventura Suárez.

c. Rol de los Guaraníes

Cabe destacarse que esta labor no fue sólo obra
de los jesuitas sino que contaron con la habilidad de los
guaraníes. El Padre Dobrizhoffer
escribía:

"que no pocos de ellos [los indígenas]
imprimieron libros, y libros de gran volumen, y no
solamente en lengua guaraní sino también en lengua
latina, y, […] ellos mismos fundieron con estaño los
caracteres o notas tipográficas".

El Padre Sepp, en una carta sin fecha que
escribía a su colega Gulliermo Stinglhaim, refiere sobre
las cualidades de los indígenas:

"No se puede concebir hasta dónde llega la
industria de
los indios para las obras de mano. Les basta ver una obra de
Europa para hacer otra semejante, imitándola con tanta
perfección que no es fácil saber cuál de las
dos ha sido hecha en el Paraguay. Tengo entre mis neófitos
uno llamado Paica que hace todo género de
instrumentos músicos y los toca con admirable destreza.
Él mismo graba sobre el bronce, habiéndolo pulido,
esferas astronómicas, órganos de nueva
invención, y otras muchas obras de esta naturaleza".

La destreza en el trazo, la prolijidad en el detalle, la
atención y minucia ejercitados por el
indígena en la copia a pluma de letra de molde y en la
orfebrería le sirvieron pues de provechoso punto de
partida para el éxito en la nueva fase artesanal, la
tipografía, en lo que se refiere al diseño
de caracteres, su eventual burilado o su fundición.
Así, tipógrafos indios
tallaron, grabaron o fundieron los tipos o caracteres requeridos;
manos de aborigen manejaron las prensas y trabajaron las
encuadernaciones.

En tal sentido vayan los siguientes
testimonios:

"…los indios llegaron a imitar con la pluma tanto
la mejor letra, que copian un misal impreso en Antuerpia
(Amberes) con tal perfección, que es necesaria mucha
advertencia para saber cuál escribió la mano del
indio. Y con este acierto copian una Sacra de las que sirven para
Misa estampada en Roma con varias imágenes
de la Pasión y Santos, como si fuera de molde. Así,
en parte, suplen los misioneros la falta que hay de imprenta
alguna en toda aquella provincia".

"Remedaban con la mano cualquier forma de letra, y
aunque exhibieres ante ellos el más elegante de los
libros, impreso en una de las impresiones más exornadas,
de tal suerte la reproducían, que te quedarías
después sin saber cuál era el original…"

(…) "… copian con eminencia lo impreso, sacando el
traslado tan semejante al original que es menester mucho cuidado
para distinguir…".

Pero los guaraníes no solo descollaron en sus
cualidades manuales, sino también como autores. El caso
más saliente es el de Nicolás Yapuguay. Este
escritor indígena fue maestro perpetuo de los
jóvenes misioneros y el compañero inseparable del
Padre Restivo; en el prefacio de la obra de su autoría:
"Explicación del catecismo en lengua
guaraní"
, el citado sacerdote
señala:

"Muy conocida y superior a lo que puede caber en un
indio es la capacidad de es Nicolás Yapuguay, cacique y
músico de Santa María, y con razón muy
alabada de todos su composición, por la propiedad,
claridad y elefancia con que felizmente se explica, aún en
cosas tocantes a Dios…Yo no hice más que darle la
materia…"
.

El Padre José Peramás refiere a otro autor
indígena, llamado, Vásquez, quién compuso un
volumen de discursos
sagrados en Loreto.

Asimismo los autores coinciden en autor indígena,
Melchor, quien llegó a escribir una obra histórica
en Corpus Christi, y en otro, cuyo nombre se desconoce, autor de
una obra en guaraní titulada: "Historia del pueblo de
San Francisco Javier
".

Conviene recordar que en las escuelas jesuíticas
los niños aprendían a leer, escribir y contar sobre
todo en guaraní, que era la lengua que realmente se
hablaba; no obstante, con sus conocimientos a menudo dejaban
maravillados a los nuevos misioneros:

"Los indios llegaban a leer admirablemente tanto en
guaraní, como en español y
latín."

El Padre Anton Betschor, suizo, que llegó a la
reducción de San Juan Bautista en 1719,
escribe:

"Los niños nos dieron la bienvenida en
alemán, latín, español y
guaraní."

d. Desaparición

Examinando las portadas de los libros impresos, llama la
atención el pie de imprenta que llevan: en unos, Santa
María la Mayor, en otros, el pueblo de San Francisco
Xavier, en otros, Nuestra Señora de Loreto, en otros, por
último, la indicación general de "Impreso en las
Misiones
".

Santa María la Mayor y San Francisco Javier
distaban una de otra a cinco leguas, al paso que Loreto se
encontraba a treinta y una leguas de la una y a treinta y seis de
la otra.

La imprenta funcionó al comienzo, y luego desde
1713 hasta 1722, en "Nuestra Señora de Loreto"; en
1715, 1722 y 1724 en "Santa María La Mayor"; en
1727 en "San Francisco Javier". Algunos investigadores
sostienen que funcionó también en Corpus y en San
Miguel, aunque sin dar fechas ni razón de obras
impresas.

Si los años de impresión fuesen los
mismos, podría afirmarse que había más de
una imprenta funcionando en distintos sitios a la vez; pero la
diversidad de años y la similitud de tipos indican que era
uno sola, que funcionaba sucesivamente en cada una de las
misiones. Por ello podemos concluir que se trataba efectivamente
de una sola imprenta, que era itinerante, y que se instalaba en
esas Reducciones según lo requerían los trabajos de
impresión.

En el año 1727, se publicó la
última de las obras guaraníticas. El texto contiene
6 páginas no tiene portada pero al fin del texto se hallan
estas líneas: "Tupis Missionariorum, Paraguariae, in
Oppido
". S. Francisci Xaverij, Anno 1727.

Las producciones de la imprenta de las Misiones abarcan
los años transcurridos entre los de 1705 a 1727; no se
conoce libro alguno impreso con posterioridad a esa última
fecha.

Se adujo, entre las posibles causas: la falta de papel,
que se traía de España; la creciente
prevención metropolitana respecto del uso casi exclusivo
del guaraní en detrimento del castellano -al visitador
real Juan Vázquez de Agüero le fue encomendado en
1730 averiguar si estaban instruidos los indios en la lengua
castellana-; el hecho de haberse publicado con sus tipos la
Carta de Antequera y Castro, que fuera condenado poco
después al suplicio por el Virrey de Lima; no obstante, a
la luz de los hechos, desde la fecha en que se hizo
pública en San Francisco Javier dicha Carta hasta que se
cumplió la real cédula de Carlos III, se cuentan
cuarenta años, extenso período durante el cual no
se ve aparecer libro alguno editado por el taller de las
Misiones, a pesar que la imprenta estaba todavía en la
misión
de Santa María la Mayor.

En 1784, el Virrey Marqués de Loreto quiso
averiguar qué había pasado con la imprenta
jesuítica, y he aquí lo que resultó,
según los términos de la siguiente carta de oficio
dirigida por don Francisco Piera a don Juan Ángel de
Lazcano:

"Muy señor mío: -A la de V. de 28 de
Noviembre último sobre el encargue que hace a V. Su
Excelencia de que solicite en el pueblo de Santa María la
Mayor, u otros, si existe o no algunos caracteres, muebles o
utensilios de la imprenta que aquí hubo en tiempo de los
expatriados, digo: que habiéndome informado del teniente
gobernador don Gonzalo de Doblas, me dice que en el tiempo que
permaneció en dicho pueblo de Santa María tuvo
ocasión de examinar con todo cuidado y prolijidad cuanto
allí hay, y que, efectivamente hubo imprenta en aquel
pueblo, de la que sólo existen los fragmentos de la prensa
que era de madera, muy mal construida y al presente toda hecha
pedazos, y que en el almacén
habría una corta porción de caracteres de
estaño, que ocuparían como medio celemín, y
que como cosa de ningún valor ni
provecho los iban gastando en remendar fuentes y
platos de estaño. Con esta noticia, he dado orden para
que, si aún existen algunos de estos caracteres, me los
remitan, de lo que avisaré a Vd. para que lo comunique a
S. E. -Nuestro Señor guarde a Vmd. muchos años.
Desta de Candelaria y Enero 16 de 1784. Besa V. ms. de Vmd. su
atento y seguro servidor.
-Francisco Piera ".

3. "Publicaciones Misioneras"

Reducción de "Nuestra
Señora de Loreto
"

1ro- "Martirologio Romano".

Es el primer libro impreso, en 1700; no se ha conservado
ningún ejemplar. Se sabe que esta primera impresión
resultó defectuosa, por lo cual se lanzó una
segunda en 1709.

2do- "Flos Sanctorum", del Padre Pedro de
Rivandeneira.

Es el segundo libro impreso; no se ha conservado
ningún ejemplar. Traducido por el Padre José
Serrano, quién trabajaba en esa traducción desde 1685.

La obra versaba sobre las vidas de santos que
corresponden con el calendario litúrgico, lo cual revela
que su propósito inicial es ante todo enriquecer la
lectura del
breviario con la de los relatos hagiográficos que
constituyen la mayor parte de las lecciones nocturnas.

Contenía:

Un prologo del autor Al christiano lector sobre la
necesidad de escribir vidas de santos tanto para los religiosos
como para los laicos y las dificultades que supone este tipo de
relato. Esta declaración liminar es una definición
clara de las intenciones del autor: ofrecer a todos los
cristianos ejemplos de santidad a modo de pan cotidiano, para
incitarles a hacerse santos.

Un preámbulo titulado De los tormentos de los
mártires

Una Introducción a la vida de Cristo

Una vida de Cristo

Una vida de su Santa Madre

Las vidas de los santos de los meses de enero, febrero,
marzo y abril, precedidas de una tabla y de una lista
alfabética de sus nombres.

Las vidas de los santos de los meses de mayo, junio,
julio y agosto, precedidas de una tabla y de una lista
alfabética de sus nombres.

Las vidas de los santos de los meses de septiembre a
diciembre, precedidas de una tabla y de una lista
alfabética de sus nombres.

3ro- "De la diferencia entre lo temporal y
eterno"
, del Padre Juan Eusebio de Nieremberg.

DE LA DIFERENCIA ENTRE LO / TEMPORAL Y ETERNO / CRISOL
DE DESENGAÑOS, CON LA ME- /MORIA DE LA ETERNIDAD,
POSTRIMERÍAS HV- / MANAS Y PRINCIPALES MISTERIOS
DIVINOS, por el / P. Ivan Eusebio Nieremberg /de la
Compañía de JESUS / y traducido en lengua guarani /
por el Padre / Joseph Serrano / de la misma
Compañía / dedicado a la Magestad del
Espíritu Sancto. / Con licencia del Ecelentissimo
Señor D. Melchor Lasso de la Ve- /ga Porto Garrero, Virey,
Governador, y Capitán General del Peru / Impreso
en las Doctrinas. AÑO DE M. D. CC. V.

En relación a los diversos trámites para
su impresión, nos señala el Dr. Mitre:

"Las diligencias para imprimir el libro del padre
Serrano empezaron a tramitarse en 1696 en el Río de la
Plata, pero con sólo la intervención de las
autoridades eclesiásticas. En este año el
provincial de la Compañía, Simón de
León, a la sazón residente en Buenos Aires,
otorgó "por particular comisión del general Tirso
González, la licencia de la religión al efecto".
En el siguiente año de 1697, el padre Francisco de
Castañeda, revisor de la obra, dio su parecer "pidiendo
que saliere cuanto antes a luz". El 18 de septiembre del
año 1700, el deán doctor José Bernardino
Cerbín, gobernador del obispado del Paraguay, dio su
aprobación en la Asunción a 6 de agosto de 1701,
declarando que "podía darse licencia para
imprimirlo
".

Una inscripción al frente del volumen,
reza:

"Fue impreso en las Misiones del Río Yryguay,
en la primera imprenta del Río de la Plata
(1705)".

Es un grueso volumen in folio, que revela una larga y
laboriosa preparación. Anteportada grabada, representando
el Tiempo y la Eternidad. Portada orlada.
Aprobación de Dr. D. José Bernardo
Cerbín. Asunción y septiembre 18 de 1700.
Compónese de 7 fojas preliminares sin registro, y de
472 páginas útiles bajo cinco foliaturas distintas;
texto a dos columnas, todo en guaraní. En todo el cuerpo
de la obra, 67 viñetas contando las iniciales y 43
láminas (exentas), grabadas a buril en cobre al estilo de
Alberto Dürer.

Una hoja grabada con los atributos papales reales y de
la Compañía. A la majestad del Espíritu
Santo. Hoja con las efigies de los P. P. Ignacio y Javier,
ambos iluminando al mundo con sendas antorchas. Hoja grabada con
el retrato del P. General Tirso González, y dibujo en
reloj con esta leyenda "hic est digitus Dei". Al Pie se lee:
Joan. Yapari Sculpsit Doctrinis Paraquariae. Dedicatoria
al R. P. Tirso González, por el P. José
Serrano.

Las letras capitales representan escenas de la vida de
Cristo y tienen 35 mm. de lado y en cuanto a las viñetas,
están ejecutadas en xilografía.

Las ilustraciones no son trabajos originales sino, en su
mayoría, reproducciones, algunas veces invertidas de una
edición
flamenca publicada en Amberes en 1684 con láminas
originales de Bouttats, especialmente grabada para esa
edición.

4to- "Martirologio Romano".

Reimpreso en 1709; no se conserva ejemplar
alguno.

5to- "Instrucción practica
para ordenar santamente la vida", por el Padre
Antonio Garriga.

Impresa en 1713. Primera obra en castellano editada en
el Plata. Además, es la primera obra original, es decir,
producida en el área y publicada en estas
regiones.

6to- "Manuale ad usum Patrum Societatis Jesu qui
in Reductionibus Paraquariare Versantur"
, por el Padre
Segismundo Asperger.

Se publica en 1721. Volumen en octavo, de 266
páginas foliadas. Texto en latín con
excepción de las páginas 46-54, 66-74, 88-90,
105-110, 116-148, 177; 219-220, 225-228, 246-258. En la
página 267 comienza un tratadito, De Sacramento
penitantiae
que comprende otras 79 páginas. Se opina
que esta continuación es un acoplamiento.

Reducción de "Santa
María la Mayor
"

7mo- "Vocabulario en lengua
guaraní"
, compuesto por el Padre Antonio Ruiz de
Montoya.

VOCABULARIO / DE / LA LENGVA GUARANI / COMPVESTO / Por
el Padre Antonio Ruiz /de la Compañía de / Iesus.
REVISTO, y augmentado / por otro Religioso de la misma. EN EL
PVEBLO DE S. MARIA / LA MAYOR / EL AÑO DE
MDCCXXII.

Es un grueso volumen en cuarto, con dos fojas sin
foliar, incluso la portada, y 589 páginas de texto a dos
columnas en castellano y guaraní. Las licencias
están expedidas por el obispo de Buenos Aires el 19 de
abril de 1722, y por el propósito provincial residente en
Córdoba del Tucumán el 15 de noviembre del mismo
año. Trabajo
inferior a otros, por el mal alineamiento y la impresión
borrosa.

8vo- "Arte de la lengua guaraní",
por el Padre Antonio Ruiz de Montoya.

ARTE / DE LA LENGUA GUARANI / POR EL P. ANTONIO RUIZ /
DE MONTOYA / DE LA COMPAÑIA DE / JESUS / Con los Escolios
Anotaciones / y Apendices DEL P. PAULO RESTIVO / de la misma
Compañía / Sacados de los papeles / DEL P. SIMON
BANDINI y de otros. / En el Pueblo de S. MARIA LA MAYOR / EL
AÑO de el Señor MDCCXXIV.

Primera gramática de la lengua guaraní en
el Río de la Plata, impresa en 1724. En cuarto menor con
dos fojas sin foliar, incluso la portada, conteniendo, como en el
anterior, las licencias del obispo de Buenos Aires y del
provincial de Córdoba del Tucumán, expedidas con la
misma fecha, y a más, 132 y 256 páginas de texto,
con asignaturas de 8 páginas por pliego, a
excepción del último que es de 4. Impresión
descuidada en su ajuste como la del vocabulario, pero con los
mismos signos inventados por los jesuitas para señalar los
sonidos especiales de la lengua guaraní.

El grueso volumen consta de 388 páginas, y
está revisado por los padres Pablo Restivo y Simón
Bandini. Unas palabras del primero, cuyo prólogo le
pertenece, denotan que era esta la segunda edición que se
hacía en las Misiones; asimismo agrega que:

"los autores que se citan son: Ruiz, Bandini,
Mendoza, Pompeyo, Insaurralde, Martínez y Nicolás
Yapuguay; todos son de primera clase".

9no- "Explicación del catecismo en lengua
guaraní"
, por Nicolás Yapuguay.

EXPLICACION DE EL / CATECISMO / EN LENGUA GUARANI POR
Nicolas Yapugay / CON DIRECCION / DEL P. PAULO RESTIVO / DE LA
COMPAÑÍA / DE / JESUS / (Plancha de cobre grabada)
/ En el Pueblo de S. María La Mayor AÑO DE
MDCCXXIV.

Este grabado es de un valor fundamental en la historia gráfica
argentina no solamente por la calidad de su
impresión, sino también porque tanto la fecha como
el lugar están indicados con precisión.

Consta de un volumen de 402 páginas, en cuarto;
constituido por tres obras distintas: la primera (páginas
5-152) trata de los Misterios de la Fe; la segunda, 22
páginas sin foliar, sobre la Pasión de Cristo; la
tercera, 228 páginas, trata de los Sacramentos, Virtudes,
etc.

La tapa de este libro lleva una pequeña plancha
grabada en cobre en la portada representando a la Virgen con el
Niño. Una letra capital y dos
viñetas grabadas en el texto. Comprende, además de
los preliminares, varios tratados bajo
distintas foliaturas y uno de ellos sin foliatura que suman un
total de 443 páginas. Las licencias son dadas por el
obispo de Buenos Aires y por el provincial de Córdoba, en
los mismos términos y con la misma fecha de las dos
anteriores. La Prefación al lector en que se dice que el
traductor del catecismo en guaraní era un indio, cacique y
músico en Santa María, lleva el milésimo de
1724.

10mo- "Catecismo que el concilio limense mando
hacer para los niños".

Publicado en 1724. En cuarto, 55 páginas.
Explicado en lengua guaraní por los primeros Padres. 2
viñetas (Págs. 4 y 13).

Reducción de "San Francisco
Javier
"

11ro- "Sermones y ejemplos en lengua
guaraní"
, por el indio Nicolás
Yapuguay.

SERMONES / Y / EXEMPLOS / EN LENGVA GVARANI / Por
Nicolas Yapuguay / Con dirección / De VN RELIGIOSO DE LA
COMPAÑIA / DE / IESUS (Viñeta) / En el Pueblo de
San Francisco Xavíer / Año de MDCCXXVII.

En 4º mayor. Con tres fojas preliminares sin
foliar, incluso la portada, y 165 + 98 + 44 páginas de
texto que forman un total de 313 páginas. Las licencias
son dadas por el obispo de Buenos Aires y por el provincial de
Córdoba, en los mismos términos y con la misma
fecha de las anteriores.

Un ejemplar se encuentra entre los documentos
lingüísticos del Archivo
Franciscano de Tarija, Bolivia.

12do- "Carta que el señor D. José de
Antequera y Castro dirigió al obispo de Asunción
José Paloz".

"CARTA que el Señor Don Joseph de Antequera y
Castro, Cavallero del Orden de Alcántara Protector Genl.
de Indias y Governador que fue de la Provincia de el Paraguay
Escrivio al Illmo. y Revmo. Obispo de el Paraguay Doctor D. Fr.
Joseph Palos etc. – (Colofon:) Typis Missionarium Paraquaria
Superiorum permissu in Oppido S. Xavierj Anno 1727". (En 4º
con 27 fojas sin foliar, en que se comprende la
contestación del Obispo).

La carta de Antequera (fechada en la cárcel de
Lima 14 de agosto 1725) ocupa seis páginas; en la 7ª
comienza la respuesta de Palos. Volumen en cuarto

13ro- "Relacionista de los sucesos en tiempos de
Antequera", por el Padre Juan Francisco
Dávila.

14to- "Varias" tratadito del Padre
José Serrano y lunario, tablas astrológicas,
movimiento de
los astros, etc. del Padre Buenaventura Suárez.

4.
F
ondo antiguo de la Compañía de
Jesús en Argentina

Está constituido por una biblioteca de
unos 13.000 volúmenes antiguos y un importante conjunto de
documentación manuscrita.

Entre los libros de los siglos XVI al XVIII se
destacan:

1500 volúmenes que originariamente se encontraban
en la Sección de Raros y Antiguos de la Biblioteca del
Colegio del Salvador.

1000 volúmenes provenientes de la Biblioteca del
Colegio de la Inmaculada en Santa Fe.

1000 volúmenes provenientes de la Casa Profesa de
la Compañía en Córdoba.

500 volúmenes provenientes de la Residencia de
los jesuitas en Mendoza.

4000 volúmenes aún depositados en la
Biblioteca de las Facultades de Filosofía y Teología en las
instalaciones del Colegio Máximo en San Miguel (Buenos
Aires).

Esta colección de libros estaba diseminada en las
cinco residencias de la Compañía de
Jesús en Argentina
; por ello, para una mejor
administración y conservación de
todo este patrimonio
bibliográfico y documental, se unificaron los fondos como
primer paso para la creación de un centro de investigaciones
al servicio de la comunidad
científica. Por carta circular del 15 de octubre de 1999
(Cir. 99/20 Prov.), el Padre Provincial de la
Compañía de Jesús en Argentina,
Álvaro Restrepo, SJ, constituyó el Fondo
Antiguo.

Entre los ejemplares más importantes sobresalen
algunos impresos en las Reducciones de la Antigua Provincia del
Paraguay. Se trata de una serie de volúmenes realizados
con tipografías construidas por los mismos jesuitas a
comienzos del siglo XVIII, con la particularidad de haber sido
impresos en guaraní.

El fondo posee:

"Tesoro de la lengua
guaraní"
, compuesto por el Padre Antonio Ruiz
de Montoya (Juan Sánchez, Madrid, 1639).

"Manuale ad usum Patrum
Societatis Iesu qui in Reductionibus Paraquariae
versantur"
(Laureti typis PP. Societatis Iesu.
1721)

"Explicacion de el Catecismo en lengua Guarani,
por Nicolas Yapuguay con direccion del P. Paulo Restivo de la
Compañia de Jesus"
(En el Pueblo de S.
María la Mayor. 1724).

"Sermones y exemplos en lengua
Guarani por Nicolas Yapuguay"
(En el Pueblo de San
Francisco Javier 1727).

5.
Síntesis Biográfica Del Padre Guillermo Furlong
S.J.

21 de junio de 1889: nace en Arroyo Seco, Provincia de
Santa Fe, Guillermo Furlong. Sus padres fueron Santiago Furlong y
Anita Cardiff.

1902: ingresa al Colegio de la Inmaculada en Santa Fe.
Tiene como compañero de estudios al futuro cardenal
Antonio Caggiano y traba amistad con el
jesuita Julián Hurley.

1903: orientado espiritualmente por el Padre Hurley,
ingresa a la Compañía de Jesús, en
Córdoba.

1905: viaja a España e inicia el estudio de las
humanidades en el Monasterio de Veruela
(Aragón).

1911: llega a los Estados Unidos
para concluir el estudio de las ciencias y
comenzar los de filosofía en el Woodstock College, de
Maryland.

1913: al concluir los estudios de filosofía, la
Georgetown University de Washington D.C. le otorga el
título de Doctor en Filosofía. Regresa a la
Argentina.

1916: es designado profesor de
historia en el Colegio del Salvador.

1920: regresa a España para iniciar sus estudios
teológicos en el Colegio Máximo de Sarriá
(Barcelona).

1924: es ordenado Sacerdote.

1925: regresa a la Argentina y entre los años
1925 y 1929 ejerce la titularidad de la cátedra de
literatura
castellana, apologética, historia
argentina, instrucción cívica e inglés,
en el Colegio del Salvador.

1929: publica "Glorias Santafesinas", su primer
libro sobre temas históricos.

1937: participa en el II Congreso Internacional de
Historia de América. Presenta dos trabajos y es relator de
la sección Historia Religiosa.

1939: es designado miembro de número de la
Academia Nacional de Historia.

1940: se lo nombra asesor general de la Juventud de la
Acción
Católica Argentina. Pide a sus superiores que le permitan
dejar la cátedra de historia argentina por entender que
era desmoralizador para sus alumnos "el tener que contradecir
a cada paso, lo que decían los textos oficiales o de uso
general
".

1942: participa activamente en la fundación de la
Junta de Historia Eclesiástica Argentina.

1947: se lo nombra director de la Revista
"Estudios" y ejerce el cargo hasta 1952.

1952: se publica su obra: "Nacimiento y desarrollo de
la filosofía en el Río de la Plata, 1536-1810
",
por la que en enero de 1957 se le otorga el Premio Nacional de
Historia.

Recibe la Orden de Isabel La Católica, del
Gobierno
Español.

1953: aparece el primer tomo de su historia y bibliografía de las
primeras imprentas rioplatenses, 1700-1850.

1956: funda la Academia Nacional de Geografía. Fue
elegido su presidente en tres oportunidades: 1957,1962 y 1974.
Dirigió durante esos mismos años la revista
Anales.

1962: La Universidad del Salvador le otorga el
título de Doctor Honoris Causa: "por su amplia y valiosa
labor historiográfica desarrollada incansablemente a lo
largo de más de medio siglo".

1969: Aparecen los tres tomos de su obra: "Historia
social y cultural del Río de la Plata,
1536-1810
".

1970: es designado miembro titular del Instituto de
Cultura Hispánica (Madrid).

1971: la Universidad Nacional de Buenos Aires le otorga
el título de Doctor Honoris Causa.

1972: El Gobierno de la Provincia de Santa Fe le otorga
el Primer Premio Provincia de Santa Fe.

1973: se lo nombra Miembro de Honor del Instituto
Argentino de Cultura Hispánica.

1974: (mayo 20) fallece en Buenos Aires a los 86
años, mientras regresaba en subterráneo de una
conferencia.
Un hermano de religión que le había ofrecido
llevarlo en automóvil, recibió esta respuesta de
Guillermo Furlong: "Mi estimado Padre, se lo agradece, pero
quiero morir de pie
".

La vasta obra del Padre Furlong incluye más de 80
libros y 1.500 publicaciones menores. Entre ellos se puede
mencionar:

Glorias santafesinas (1923), Los jesuitas y la cultura
rioplatense (1930), El padre Quiroga (1930), La enciclopedia
rioplatense de José Sánchez Salvador (1930), La
catedral de Montevideo (1931), Cartografía jesuítica del Río
de la Plata (1936), Entre los mocovíes de Santa Fe (1937),
Entre los pampas de Buenos Aires (1938), Entre los abipones del
Chaco (1938), Entre los vilelas de Salta (1940), Entre los lules
de Tucumán (1940), Médicos argentinos durante la
dominación española (1947), Naturalistas argentinos
durante la dominación hispánica (1948), Historia y
bibliografía de las primeras imprentas rioplatenses
(1953), Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el
Río de la Plata (1957), Los jesuitas y la escisión
del reino de las Indias (1961).

Fue, durante muchos años, redactor de la revista
especializada Todo es Historia y colaborador de la Enciclopedia
Universal Ilustrada Europea-Americana Espasa-Calpe.

A la fecha de su muerte, en 1974, se mantenía
aún en su actividad de historiador y escritor

Bibliografía

a. Libros

BRUNO, CAYETANO: "Historia Argentina".
Editorial Don Bosco. Buenos Aires. 1977.

FURLONG, GUILLERMO, S.J.:

"Historia y bibliografía de las primeras
imprentas platenses"
. Buenos Aires. 1953.

"Historia Social y cultural del Río de la
Plata (1536-1810). El trasplante social. El trasplante cultural:
ciencia y arte
". 3 volúmenes. Buenos Aires.
1991.

"Los jesuitas y la cultura rioplatense". Biblos.
Buenos Aires. 1994.

"Orígenes del Arte Tipográfico en
América. Especialmente en la República
Argentina"
. Editorial Huarpes. Buenos Aires. 1947.

GÁLVEZ, LUCÍA: "Guaraníes
y Jesuitas. De la Tierra sin
Mal al Paraíso
". Sudamericana. Buenos Aires.
1995.

MITRE, BARTOLOMÉ: "Orígenes de
la imprenta argentina".
En La Biblioteca. Buenos Aires.
1896.

PERAMAS, JOSE MANUEL: "Diario del
destierro
". Buenos Aires. 1932.

SÁENZ, ALFREDO, S.J.: "Arquetipos
cristianos
". Fundación Grátis Date. Pamplona.
2005

SARMIENTO, NICANOR: "Historia del libro y de
las bibliotecas
argentinas"
. Buenos Aires. 1930.

XARQUE, JOSE: "Insignes misioneros de la
Compañía de Jesús en la Provincia del
Paraguay
". Pamplona. 1687.

ZURETTI, JUAN CARLOS: "Nueva Historia
Eclesiástica Argentina. Del Concilio de Trento al vaticano
Segundo". Itinerarium. Buenos Aires. 1972. b. Revistas

LABRADOR ERRÁZURIZ, CARMEN: "Las
Reducciones del Paraguay, una experiencia educativa
singular
". Revista galega do Ensino. Año 14. Num. 48.
Marzo 2006.

Autor

Descripción

La imprenta de las misiones
jesuíticas. Aguada de Leonie Mathis.

Con marco de madera moldeada. Mide 0.60 x
0.35 m.

 

 

 

 

Autor:

Lic. Gustavo Carrère Cadirant

Partes: 1, 2
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